Parece que todos
tenemos claro que hay que proteger la piel del sol y la mejor manera para ello
es usar protector solar. Pero esta demostrado que no todo el mundo lo aplica
correctamente siendo así poco o nada efectivo.
Hay quienes
piensan que un SPF 30 es doblemente eficaz que un SPF 15. Otros no saben cada
cuánto deben renovar la crema y muchos desconocen cuál es el momento ideal para
aplicarla. Por eso en este post intentare despejarte todas esas dudas.
No
compres menos de factor 30 ni te obsesiones con usar más de 50. Todo
depende del tipo de piel pero si hablamos de prevención
del cáncer de piel, el factor mínimo que debemos usar es 30. Por debajo el
efecto protector es muy bajo y por encima de 30 estamos claramente protegidos y
que no te engañen con eso de pantalla total, según los expertos no existen.
Cada vez que
compramos una crema no sólo debemos fijarnos en el índice SPF, hay que
comprobar que proteja de los UVA.
No hace
falta ir a la farmacia para comprar la crema pero si que te tienes que fijar en
que en el envase aparezca el sello CE que significa que el protector ha pasado los controles de la Unión
Europea. Si el producto no tiene esa marca, no es seguro que esté hecho en una
fábrica que cumpla las expectativas mínimas exigidas.
Cuidado
con usar la del verano anterior
igual que los alimentos, las cremas tienen fecha de caducidad. Si no la
respetamos y seguimos usándola más tiempo del que marca el anunciante, ésta
puede perder propiedades y dejar de ser eficaz. Los protectores solares suelen
tener una vida útil de 12 meses. Por lo que no es muy recomendable reutilizar
la del año anterior.
Póntela
en casa. Hay que ponerse la crema entre 20 minutos y media hora antes
de la exposición y renovarla nada más llegar a la playa o piscina. Hacerlo con
anterioridad es la forma de garantizarnos que la crema se mezclará
correctamente y de forma uniforme con nuestra capa cutánea. Además en casa
podemos echarnos crema sin el bañador y así asegurarnos de que ninguna parte
del cuerpo queda sin cubrir. No te
olvides del empeine, la planta del pie y el cuero cabelludo y póntela con la
piel seca.
No
escatimes, se generoso ya ahorraremos en otra cosa. Según estudios para llegar a la máxima protección
debes poner 2 miligramos por cada centímetro cuadrado de piel. Lo que para un
adulto medio (ni muy alto ni muy bajo) supondría 30 mililitros, un vaso de
chupito o una pelota de golf. Parece un montón de crema ¿verdad? No se trata de seguirlo a rajatabla pero sí
actuar en consecuencia y no escatimar. Recuerda que usando protector también te pones moreno.
Renúevala
cada dos horas (como mínimo) Las
cremas espesas deberíamos renovarlas cada dos horas pero las que son más
livianas y ligeras o las que se presentan en spray deberíamos hacerlo con más
frecuencia ya que se evaporan con más rapidez. Ésa sería la norma general
pero hay algunas excepciones. Porque no es lo mismo tomar el sol en primera
línea de playa a 40 grados a hacerlo en un día nublado cuando los termómetros
no llegan a 30. Tampoco es igual que toque renovar a las ocho de la tarde que a
las seis, mientras que en el primer caso ya no sería necesario en el segundo es
imprescindible. Si te mojas o sudas aplica producto de inmediato.
Algo muy
importante. Evita el sol de 12 a 16. Aquí da igual que lleves o no protector entre las 12
de la mañana y las cuatro de la tarde es cuando más cantidad de radiación
recibimos por lo que debemos evitar la exposición solar.
Y nunca
le pongas crema a bebés de menos de seis meses. Esto se traduce en que no debes exponerlos al sol, la
piel a esa edad es todavía inmadura y las cremas no son adecuadas para su piel.
Ni siquiera los protectores pediátricos, cuya única diferencia respecto a los
de los adultos es que tienen menos componentes químicos.
También te diré que no hay que tener miedo al sol ya que es una buena fuente de vitamina D. Si lo tomas con cuidado no tendrás ningún problema y si usas sombrero o gorra mejor
que mejor, ahh y unas buenas gafas que tengan filtro UVA y UVB tampoco te irán nada mal.